Pero los detalles no se detienen ahí; se expanden a lo largo y ancho de toda la figura.
El juego de texturas en su atuendo es formidable, desde el sutil contraste entre la tela del yukata.
Y las mangas claras en sus antebrazos hasta el terminado de los guantes que cubren el dorso de sus manos. El cual ha sido tan pulido que su brillo asemeja a alguna piedra preciosa.
La textura de la funda del shikomizue es excelente. Pero la de sus sandalias geta es insuperable. Ya que la combinación de escultura y pintura resultan en una asombrosa imitación de madera.